Lisboa 8 de diciembre de 2021
Madre mía que madrugón, a las 4,
30 ya estábamos de pie y las 5, 30 3 en casa de Tere a dejar al huésped: Miguel
nos llevó a la T- 4 y nos abandonó a nuestra suerte, después de presentar el
certificado Covid, la prueba de antígenos y un pápelo que pedían los portugueses,
embarcamos a hacia la capital lusa.
El vuelo fue corto, una horita más o menos, el avión de Iberia lo pilotaba una dama, lo que implicó que la mía enardeciera su estima y me convidara a conocer la importancia que tienes las mujeres en la sociedad actual, pues vale, le dije, aterrizamos y cogimos la Linha Vermelha hasta la estación de Alameda, hicimos transbordo a la Linha Azul o Linha da Gaivota, como la llaman los de por allí y nos bajamos en la plaza de Martim Moniz, donde cerca, supuestamente estaba el alojamiento, preguntamos por el mismo a un transeúnte y no saben, no contesta, menos mal que uno de un Tuc-Tuc, nos indicó más o menos donde se encontraba la calle. Como íbamos hambrientos, la Seño no había desayunado por lo de los mareos con las turbulencias entramos en A Padaria Portuguesa, tomamos sendos cafés con bollo y tostada y acondicionamos el cuerpo,
Llegamos al sitio indicado, llamamos al portero de “Hotel” y un chirrido de un timbre nos indicó que debíamos empujar la puerta, durante el trayecto hacia la dirección indicada observamos el pelaje de lo que allí acontecía, tiendas de chinos y mucho moreno de la parte de Angola o Mozambique sin olvidar a alguno de Cavo Verde o de Mombasa, entramos en el portal y una escalera sobria nos encaminaba a la entrada de la hostería, dos pisos subiendo una escalera que parecía una escalinata y con el equipaje de mano, menos mal que no se nos ocurrió llevar una maleta, desfallecidos conseguimos hace cumbre y apoyado por un chino mandarín que nos dio el último empujón, conseguimos recuperar el resuello, "la estancia todavía no está preparara", nos dijo, bueno , pues luego volvemos y guárdenos el equipaje que hay caudales, bajamos la escalera , observando su decoración, inigualable , en ninguna parte del Mundi mundial veras cosa igual, las paredes adornadas con sacos de cemento , una bicicleta atada al pasamanos hacia la función de una talla y la roña y el polvo del pasamanos engalanaba el lienzo, nos mirábamos e intentamos comprender la situación, lo ha hecho con todo su cariño, pensaría que el sito estaba céntrico y las notas y comentarios del establecimiento eran de notable llegando al sobresaliente, por lo que nos facilitaría la visita a la urbe, así que sin pensarlo más comenzamos a visitar Lisboa , capital de Portugal
.
Caminado llegamos a la plaza del Rossio, es bonita, la verdad, preguntamos por información turística y nos remitieron a un palacete que está cerca de la plaza señalada, preguntamos que ver y recibimos instrucciones y un mapa para orientarnos en la capital lusa
En ella se encuentra el Teatro Nacional Doña María II, la primera está conmigo y un monolito con la estatua de D. Pedro IV , los edificios que la flanquean, de estilo pombalino( estilo portugués del S. XVII), lo he leído en internet, están ocupados por tiendas de recuerdos, joyerías y cafeterías, fuimos como dos guiris preguntando donde podíamos encontrar el transporte que nos llevar al Castillo de San Jorge , primer sitio al que visitar, un policía nos indicó una dirección, el mapa marcaba la contraria ,así que no hicimos caso al gendarme y seguimos preguntando, por fin un taxista nos indicó donde coger el bus 737 que nos llevaría al destino, previamente a habíamos sacado la tarjeta Viagem, la habíamos cargado para 24 horas. El bus por cuestas empinadas y salvando obstáculos llego a la cumbre donde se encontraba el Castelo, nos apeamos y fuimos a las taquillas para entrar en el recinto, 8,50€ por ser jubiletas, total 17 euracos de ala para empezar el derroche, la verdad es que merece la pena, las vistas son extraordinarias y el castillo uno más, recorrimos sus almenas y no vimos a la princesa encerrada en la torre del homenaje, así que nos fuimos por donde habíamos entrado sin volver a observar el maravilloso paisaje que se vislumbra desde la altura
Nos despedimos de los defensores y fuimos a buscar la
Catedral, tambien lugar señalado por la informante de turismo, una pequeña
llovizna nos remojo un ratito, luego salió el sol, bajamos por las calles
empinadas en busca de lugar sacro y nos debimos confundir porque nos detuvimos
en el mirador de Sol desde donde se veía el Tajo en todo su esplendor y los
cruceros turísticos anclados en su rivera, íbamos resecos , así que en una terrazita
de un kiosco del referido mirador nos tomamos dos cervecitas con sendas
empanadas de bacalao y camarones para engañar el hambre
El tranvía nº 12 nos conducía al lugar de partida,
por lo que decidimos subirnos en el singular trasporte olvidado ya hace muchos
años por los madrileños, es pequeñito, con asientos de madera, el conductor
sentado en una especie de taburete maneja el manubrio y lleva el trole por el
cable indicado, el pobre va cubierto por una cortina de plástico que deben
haberla comprado en un chino, cuando llegue a casa se lo preguntare la
recepcionista, pero es una singularidad que no debes perderte
Nos llevaba hasta la Plaza de Martim, esto era más cuqui, las cuestas eran impresionantes y el trole se adhería a los cables con gran maestría, había curvas que las tomaba invadiendo la acera de los peatones, era muy curioso, llegamos nos bajamos y volvimos hacia donde habíamos estado, llevábamos más de 9 horas de pie y los pinreles pedían árnicas, tambien el cuerpo solicitaba un suplemento alimenticio y no podía aguantar más, en una terraza de una de las calles que salen a la famosa plaza daban de comer y allí asentamos nuestros aposentos, un garçom portugués nos acercó la carta, gambas al ajillo para compartir, perola de bacalao para la señora que estaba de antojo
y un filete de ternera con patatas para el señor, agua y pan y todo esto por el módico precio de 45 euros.
Minha mãe, a este paso tenemos que empeñar Sancho que por lo visto está bien cuidado, Obrigado y hasta más ver, seguimos caminado y nos fuimos al Hostal a conocer la habitación, registro civil de los huéspedes e indicaciones de cómo se abre una puerta corredera, en la 207 nos alojaron, una cama, un cuarto de baño con ducha , una sillas plegables de las que hay en casa y una mesa redonda de jardín, un aparador que sirve de armario, además de una percha art de K era todo el menaje. Las instalaciones al dia, una tele que no funciona y un calentador de pie que nos da miedo conectarlo, ducha y un poco de cama y a seguir la ruta sin pensar donde nos habíamos metido
A las cinco de la tarde ya era de noche, el meridiano
de Greenwich si esta de acorde con la hora portuguesa, volvimos por donde
habíamos estado y como no teníamos cubierto el cupo de la tarje Viagem 24 horas,
volvimos a coger el trenecito, como dice María y subimos al mirador del Sol a tomar otra cañita para
amortizar la inversión, a la vuelta de
nuevo vuelta por donde habíamos estado, ahora a ver la iluminación navideña
para compararla con la de Madrid, esta bonita , pero como todavía no hemos
visto la madrileña no podemos comparar
Dimos una vuelta por la plaza, vimos el árbol navideño
que engalana la misma y por la calle paralela volvimos hacia donde
habíamos venido, solo eran las 18, 47 hora portuguesa, queda dia para seguir
caminando y destrozando los perniles antes de introducirnos en la suite
Menos mal que recibíamos noticias alentadoras de
España, Sancho nos hacia la competencia intentando igualar nuestra distancia mientras los niños cuidaban de él, Teresa limpiaba
las defecaciones del can, las otras tambien, se acoraban de nosotros según
cuenta su madre, nosotros de todos y esperando volver pronto a veros, os
echamos de menos
En la plaza de Rossio vimos los puestos de navidad y
localizamos la estación de tren que la dia siguiente nos llevaría Sintra
Lo que más me impresiona de Lisboa, es el pavimento, hay una escultura dedicad a los calceteiros, que es el nombre que se da a los que pavimentan con ese adoquín pequeñito y brillante que dan un aspecto maravilloso a sus calles, no solo son las aceras las que están adoquinadas de esa forma, tambien las calles e incluso las que por donde transcurres las vías de los tranvías,
Seguimos teniendo hambre, llevábamos muchas horas y muchos
kilómetros en nuestras piernas y en una esquina cerca del referido sitio
encontramos un bar en el que se
apelotonaba la gente, hicimos cola y después de pedirnos el pasaporte Covid no
asignaron una mesa en la terraza, bocata de calamares portugueses, pepito de
lomo luso y dos cañas , treinta euracos, mañana no comemos y nos ponemos a plan
Después de la cena volvimos a Hostal y subimos como pudimos
las escaleras que nos acercaban a la famosa habitación, esta igual, fría y desolada pero el cansancio pudo con
nosotros y nos metimos en la piltra sin dirigirnos la palabra, no teníamos
fuerza ni para vocalizar , habíamos recorrido muchos kilómetros, gastadas muchas
calorías y subido muchas cuestas, mañana será otro dia y espero poder contarlo, solo hemos dado 31091 pasos y 19, 54 Km en el primer dia
Dia 2, Hoy solo hemos dormido 11 horas y media, estamos dispuestos a seguir machacarnos las piernas y los músculos que influyen en el movimiento motriz, Después de asearnos salimos a la rúa para ingerir las pitanzas y poder soportar la caminata que nos espera, entramos en la pastelería del dia anterior y pedimos los condumios para poder subsistir, preguntamos por San, según los cuidadores, sigue tan educado y no quiere que les llame la atención el Ayuntamiento de Alcobendas por ensuciar sus calles, siete veces ha orinado en la mansión de los Galán Quirós y creo que tambien ha dejado varias flores para perfumar las estancias. Después de hinchar el buche con las tostadas portuguesas
salimos en dirección a la estación de tren que nos llevara a
Sintra, en la plaza de Martim me hizo una foto en el momento que estaba
dispuesto arrojarme a la vía y terminar mis pesares, pero no acciono el
manubrio el tranviario y ni por esta,
En la estación del Rossio compramos los billetes (5€ cada uno, ida y vuelta), nos pareció un precio razonable para nuestras posibilidades, el viaje dura 40 minutos aproximadamente, lo que nos proporciono ocasión para no forzar los pinreles durante ese tiempo.
Tren pasa por diferentes pueblos o barrios de Lisboa parecidos a los de la zona Sur de Madrid, edificios muy antiguos y destartalados, muy cerca de las vías, pero los apeaderos aparentemente están limpios, los usuarios del ferrocarril, currantes, más o menos del tipo de gente que encontramos por la zona de nuestro “aparta hotel”, criticamos como es debido a todo el personal y al termino del tiempo estimulado nos apeamos en Sintra. Recuerdo que cerca está el Cavo da Roca, el punto mais occidental de Europa , donde terra acaba e mare começa, ( la Colonia), a la salida de la Estación había una oficina de información y allí nos dirigimos para que nos orientaran en la visita, hay tres sitios interesantes para ver , uno el Palacio de La Pena que está en un cerro, otro el Convento dos Capuchos, Câmara Municipal de Sintra , que es el a Ayuntamiento y alguna villa diseminada en el paisaje, por la excursión nos pedían 74 euros por persona, por no jurar en portugués dijimos oblrigado y salimos de naja
Como donde fueras haz lo que vieras, seguimos a otros guiris por un camino con circundaba la ciudad, desde allí veíamos a lo lejos el Palacio de La Pena y más cerca el famoso convento de los Capuchos, debe llamarse así por la forma de las torres que culmina su cubierta las calles y aceras pavimentadas con el empedrado portugués («calçada portuguesa) como en Lisboa, bonito y brillante, parece que siempre esta mojado por el lustre que tiene y eso si, tambien Sintra, limpísima, seguimos la senda guiri adornada con estatuas correspondientes a una exposición al aire libre y llegamos a un parque en cuya entrada se agolpaba un grupo de gente, cruzamos la calle y nos contaron que en el referido lugar habitaban los elfos y los duendes navideños y que el único requisito para saludarlos era presentar el certificado Covid en el que se refleja las banderillas que te han colocado para combatir al virus, lo hicimos y entramos y recorrimos parte del jardín, nos encontramos con unos enanitos y nos felicitaron la Navidad, les correspondimos en calo y nos desearon que en estas fiestas no tengamos que pasar por el traumatólogo, ya que observaban dificultades en nuestro largo caminar, después abandonamos el lugar agradeciéndoles la amabilidad con que nos habían tratado, nos acoramos de vosotros y de los niños, lo bien que lo hubieran pasad viendo a los duendes del bosque, pero todo no puede ser
.
Volvimos al pueblo y recorrimos sus calles, se nota que es un sitio de veraneo, chiquito y bonito, tiene castañera que ahúma a “to Dios”
y muchas casonas que parecen de indianos portugués ,merece la pena visitar el lugar , subimos sus cuestas comparando con lugares que ya conocíamos, y en una curva nos dimos cuenta que estábamos de nuevo en la estación, teníamos tiempo y sed y necesitábamos descansar, según el cuentakilómetros llevábamos 8 desde que salimos de casa y cuesta arriba y cuesta abajo, los cuádriceps y los sartorios estaban a punto de colapsar, menos mal que cerca había un bareto con terraza en el que entramos y pedimos un bebercio, yo una sin y la mama un café con pastel de bacalao, que revoltijo. Mientras reponía fuerzas, se fue acerco a la estación para ver a que hora salía el ferrocarril, corre que faltan cinco minutos, las piernas no respondían y parecía un nipón apresurándome al anden, llegue no se como y arranco el tren
La vuelta como la ida,
viendo el mismo paisaje, las mismas personas y los mismos apeaderos, menos mal que
tardo el mismo tiempo y nos dio tiempo a recuperarnos de los dolores musculares
que habíamos contraído, a mi hasta las cejas, a dolorita la rodilla aguada, decía, , llegamos y nos dirigimos a la zampa,
en una terraza de la plaza del Rossio,
nos tapiñamos ambas hamburguesas con un café y una birra, ahora dice que esa
“jarta” del bacalao, que aquí llena mucho y después quiere un poco de dulce, pagamos
y seguimos caminado, por no subir las escaleras del alojamiento hubiéramos dado
nuestra fortuna por un ratito de siesta, pero no podíamos , la herencia de los
chiquillos es sagradas y los abuelos están para mortificarse . Volvemos al camino, luego presumen
los peregrinos compostelanos que ganan indulgencias, las indulgencias, nosotros tenemos
ganado el Paraíso, otra cuesta y al barrio Alto, o Chiado , cafeterías, comercios y músicos animan las
calles, por aquí el personal es diferente , mejor vestidos, poca gente de color
y más cosmopolita
nosotros íbamos buscando
la librería Bertrand, habíamos visto fotografías
en internet y teníamos curiosidad por verla, además es la más antigua le mundo
, por lo que no se puede perder esta ocasión, en la Rúa Garrett 73 se encuentra
la susodicha, la fachada del edificio es de cerámica portuguesa, preciosa, al entrar no te quedas un poco descolocado, está
formada por diferentes salas con arcos de cañón y ojeamos
algunos pero como no falamos portugués no o los adquirimos , la
mama un poco de inglés y yo un peu de
français y todo estaba narrado en
portugués, les hicimos la cobra y salimos del establecimiento
En la calle Garett se encuentra a Café A Brasileira, tenéis que verla, es preciosa y junto a su terraza hay una escultura de Fernando Pessoa, que tambien es escritor, como yo, pero nos cuesta entendernos por la pronunciaciones del idioma, así que me senté a su lado y sin dirigirnos la palabra nos fotografiamos apara la eternidad , es muy suyo
En lo alto de la colina, por lo visto en Lisboa ha
y siete colinas y el referido
barrio esta una de ellas, hay una iglesia la de Nuestra Señora de Loreto, del siglo XIV, entramos y observamos su belleza, el techo es espectacular, salimos y cruzamos
la calle y entramos en la de la Encarnación y nos sentamos en un banco para
recuperar el resuello mientras mirábamos los techos y el altar mayor, después
de un tiempo de reposo y oración, pidiéndole al Altísimo fuerzas para continuar
nuestro peregrinaje decidimos salir seguir nuestro camino, se nos hacía tarde , ya
eran las seis de la tarde
Hay que aprovechar y montarnos en el elevador de Santa Justa, de
lo más cuqui, bajamos por una calle con nombre portugués y llegamos a unas
escalinatas donde a pie de ella, se encontraba
el acceso al ascensor, nos pusimos en la cola y charlamos con españolitos de a
pie que tenían la misma intención, al poco rato la mama se compró un bollo para soportar la espera, te enteras , acoquinamos y subimos al morador, pichi, poco se veía, ya
era de noche y todos los gatos son pardos, tres fotos por el que dirán y a
seguir andando que todavía nos quedan horas para mortificarnos, por lo visto la
tercera fotografía es el museo de Lisboa, dice la mama, no lo sabia
Ya no podemos mas, ni hambre tenemos, necesitamos descansar,
hemos visto Sintra, Chiado, La iglesia de Loreto, la de La Encarnación, la
librería Bertrand, hemos hablado con Pessoa, subidos en un montacargas, hemos
estado un rato en la vía Augusta y en la Plaça do Comércio, hemos preguntado
por ellos y todavía nos queda subir el Tourmalet antes de meternos en la
piltra, piedad , compadeceros de
nuestros cuerpos, que ya ni nos duele nada, solo tenemos que estar en
horizontal unas horas, gracias
La ultima noche que pasamos en la prisión, nos levantamos , nos duchamos para hacer gasto al chinito , recogimos los enseres y le suplicamos que nos guardara el equipaje hasta la hora del despegue. Ya estamos de nuevo en la calle, ahora a recuperar fuerzas que anoche hicimos vigilia, en la Padaria y tomamos el ultimo desayuno portugués, luego a andar, fuimos por la Rúa Augusta hasta la Plaza del Comercio y preguntamos de donde salía el tren para Cascáis , en la estación de Cais do Sodré, nos dijeron en información, a 10 minutos junto al rio, arre que en un momentito estamos allí, decía la dueña, lo pies empezaron a crujir, el bíceps femoral, el semitendinoso y el semimembranoso no respondían, pero el paseo era muy bonito, muy cuidado, zonas verdes y tumbonas para descansar viendo la puesta del sol , cuando estábamos dispuestos a tirar la toalla, a lo lejos vislumbramos un edificio en el que entraba mucha gente, deducimos que era de donde salía el tren para el pueblo que íbamos a visitar. Esta vez el tren nos salió mas barato, 4,5 € ida y vuelta , tarda un poco mas, 55 minutos, pero el viaje es mas agradable, pasa por pueblos que tiene historia como Belem, donde se encuentra la famosa torre en la desembocadura del Tajo y esta declarada Patrimonio de la Humanidad, la vimos al pasar, el trayecto es distinto al de Sintra, va bordeando la costa y se empieza a ver la inmensidad del Atlántico, pasamos por Estoril y no vimos Villa Giralda, donde vivió de pequeñito el Emérito y por fin llegamos a Cascáis. La villa es preciosa, tiene encanto, recorriendo sus calles compruebas que esta ideada para el turismo
Tiendas de todo tipo encuentras
al pasar, infinidad de restaurantes por todos lados, terrazas y ambiente y
sobre todo mar y playa, en nuestro recorrido observamos las numerosas poteras
para coger marisco, preguntamos en el Ayuntamiento que podíamos visitar y nos
aconsejaron que viéramos el Mercado Municipal, el Forte de Nossa Senhora da Luz
o el Barrio de los Museos. Nosotros nos quedamos con el Forte que además tenía
galerías de arte y hacíamos dos en uno, el Mercado Municipal ya habíamos visto
el de Logroño y de momento nos fue suficiente, nos hicimos fotos para
certificar la estancia y como estábamos atacados de tanto caminar, en una
terraza cerca del mar nos bebimos unas bieres, cuando nos habíamos recuperado
de nuestros dolores, pensamos comer ¿Dónde ¿
Pues yo que sé, vimos a un grupo de estudiantes
españoles que preguntaban y preguntaban en los distintos restaurantes que había
a pie de calle, nosotros tambien mirábamos los menús que servían en ellos, los
chicos , en uno que anunciaba comida gallega tomaron asiento y nosotros por eso
de la Patria y acordamos de los gallegos
les imitamos, en Dom Manolo pedimos la carta, omelette de champiñón, ½ pollo
asado , una ensalada mixta, pan y agua, 30, 50 euracos, estos lusitanos sí que
saben hacerlo, te engañifan con el precio del plato y luego te incluyen los
sacramentos ( agua, pan, ectt..),
entonces lo que parece razonable se vuelve caro, bueno matamos el hambre, ahora de vuelta a
Lisboa que todavía nos queda comprar los pasteles de nata, los gallos y los pañuelos
ya estaban en el ajuar,
El tren nos devolvió a la realidad, seguíamos acumulando cansancio y todavía quedaban horas para ir al aeropuerto que era nuestra meta y salvación, en la estación de Casi nos apeamos, ya era imposible dar una zancada,
cogimos el metro y nos acercó a la Plaza del Rossio, Rúa Augusta y a comprar los bollos, 6 para cada una y a los niños de chocolate por lo de las caries, parecía que el suplicio terminaba y no queríamos irnos sin despedirnos de nuestra pastelería favorita que nos fortalecía con sus desayunos, nos sentamos en el exterior y pedimos dos cafés con un bollo a compartir,
adiós Lisboa que nos piramos, la verdad que lo hemos pasado bien y
eres una ciudad bonita y limpia, pero la Patria nos llama y cuando llama, ya
sabes, fuimos a por el equipaje y escalo el de siempre, menos mal que el mandarín
me ayudo a bajarlo por las escaleras, sino estaría ingresado en el
Hospital de Santa María de la Cidade.
Metro y al aeropuerto, ahora al revés, primero la verde y después la roja, una condena fue el trayecto, sube escalera, baja escalera, sube, baja y las mecánicas averiadas o funcionando en sentido contrario al que íbamos, llegamos y entramos en el Aeropuerto Humberto Delgado, también llamado Aeropuerto de Lisboa o Aeropuerto de Portela, y empezamos a preguntar, por allí se va a Madrid, sube escalera, en que puerta se embarca, no se, mira el tablero, pringao, que pasamos la noche aquí, que no tosas, que no tosas tu que parece que estas tuberculoso, siéntate y recupera que el corazón no lo tienes boyante, que sudo y tócame que la camisa esta empapada, que corta, que tengo sed y voy a por agua, que no te doy ,que me da asco que chupes, pues no te digo la puerta, chínchate. Por fin salió en el tablero por donde debíamos de embarcar, meamos antes de entrar y presentamos las tarjetas de embarque y los certificados sanitarios, ya estamos montados, ahora espera que desespera, vuelo y dice el que manda que llevamos media hora de adelanto, menos mal que si no me tiro por la ventanilla,
tranquilo que ya queda menos y cuando este en Land, llamo a Teresa, pista y teléfono, viene Miguel con Sancho, espera en la puerta 12, llega , me he confundido, parquin y a Alcobendas a dejar al Chofer, adiós y gracias y no te olvides de las chuches, cambio de conductor y a Tres Cantos , doblados los dos, el señorito atrás mirado el paisaje y esperando aparcar para echar una meada, sube, deja a la maleta, coge una manzana y una birra y después a la cama que por fin nos han indultado