Leo en el periódico que se esta celebra el duodécimo aniversario de la inauguración del museo de Chillida, lo cual me trae a la memoria la visita que hicimos con la Universidad
al caserío y la campa donde se expone parte de su obra. Fue una exclusiva pues
lleva cerrado al publico no se cuanto tiempo y la verdad que es una pena que no
pueda ser visitado con regularidad, pero ya se sabe los dineros son los dineros
y la política más, recuerdo que el cicerone fue su hijo Luis, un tipo agradable
que debe ser el que de alguna forma esta encargado de mantener el lugar,
supongo que el resto de hermanos han declinado en él este asunto y se han dedicarse
a sus menesteres (son ocho hermanos).
Lo primero que ves al bajar del autobús es un campo verde
muy bien cuidado con una caseta que hace (hacia) la función de taquilla, sala de espera y servicios del
museo, en lo alto de la campa divisas un caserío típico vasco, sin más, vas
ascendiendo hacia é y vas mirando las esculturas que están colocadas por todas
partes, pero lo interesante viene luego. Entras en el caserío de Zabalaga.
Lo compro en estado ruinoso e influenciado por su
mujer Pilar Belzunce, poco a poco van
adquiriendo las parcelas adyacentes y van construyendo el actual museo donde
coloca las esculturas mas recientes, en el año 2000 consigue inaugurarlo.
Chillida interpreta la reconstrucción del caserío como si
fuera una nueva escultura, “denominado por la libertad de acción”, busca crear
espacios y a la vez mantener la identidad del edificio, le asesora en la restauración el arquitecto Joaquín
Montero, hay que tener en cuenta que Chillida estudio arquitectura en Madrid ,
la obra dura diez años, sin prisas, es un sinfín de detalles arquitectónicos,
los encuentros entre los soportes y las vigas de carga son impresionantes, los
“amachambrados” perfectos, no ves ni un solo clavo
La cubierta esta realizada con madera es extraordinaria,
demuestra los conocimientos constructivos y a la artísticos de los que lo han
realizado, una de las singularidades de este lugar es que todos los materiales
que se han usado para su construcción, provienen de restos de edificaciones
cercanas y manufacturados a pie de obra , lo que hoy llamaríamos “arquitectura
sostenible”.
Las explicaciones de la obra del escultor que nos dio su
hijo, fueron muy interesantes, aparte de contarnos un poco como surgió la idea,
como fueron adquiriendo parcela tras parcela, como se instalaron en una casa
que había en la finca y desde allí Eduardo dirigía y supervisabas las obras,
también nos contó los sin sabores de la vida de un artista a pesar de ser de
una familia pudiente de San Sebastián. Las diferencias con su representante para mantener la originada de sus obras, era mas lucrativo reutilizar el
mismo molde y así aumentar el numero de esculturas y a la vez incrementar los
beneficios, pero no quiso entrar en ese juego, su obra es única, cuentan que solamente una
vez le sucedió con una exposición en París, nunca más volvió a repetirlo .
Los materiales utilizados en la realización de sus obras
eran principalmente, el hierro
el alabastro y el
granito rosa. Por supuesto en el caserío están expuestas muchas de las esculturas que no
pueden soportar las inclemencias meteorológicas No existen las obras huecas todas son macizas. El mayor problema que se
le presenta es la escala de sus esculturas, ¿como las funde en los fraguas de
Reinosa y Legazpia?, ¿como las transporta?, como? , como
después de realizar 15 esculturas
del conjunto del Peine del Viento (son tres), se decide por uno y lo sitúa al final de la playa de Ondarreta,
Las tres están incrustadas
en una roca al aire libre, cuando el viento sopla fuerte las olas del
mar las azota y las produce una oxidación quizás premeditada, ubicadas en una plaza
diseñada del arquitecto Luis Peña Ganchegui.
Su colocación fue
arto difícil, Eduardo Chillida llegó a solicitar a la Embajada de los Estados Unidos unos helicópteros para
su montaje, ante la negativa de esta, recurrió al ingeniero José
Mari Elósegui que tuvo que ingeniarse un puente sobre railes para el desplazamiento de las mismas, hay que
recordar que cada una de ellas pesa nueve toneladas, también hay que significar
en este trabajo al industrial Patricio Echeverría, que en cuya empresa fuero fundidas
, es digno de ver, tanto por la obra como por el entorno Por cierto si buscas en
una de las grietas de la montaña cercana veras el fósil de una serpiente,
En el exterior en una parcela de 13 hectáreas, rodeado de
haya, robles y magnolios, están situadas
estratégicamente diferentes esculturas y de distintos tamaños, desde 27 a 60
Tm. Una de las particularidades de la exposición al aire libre es que las esculturas
se pueden tocar , según el cicerone para
que el visitante “sienta la fuerza de los materiales”
Pero esta intimidad de la obra será difundida y viajará con
carácter temporal a diversos museos del mundo, tal y como Eduardo Chillida
quiso.
Chillida a dejado un legado incalculable a San Sebastián y a
Hernani, demostrando su amor por su tierra, pero la falta de un acuerdo razonable
con el Gobierno Vasco, ha impedido que siga abierto al publico, menos mal que a
nosotros no lo dejaron ver.
Se me olvidaba para los futboleros, Eduardo Chillida jugo de portero en la Real Sociedad de San Sebastián en la temporada 1942-1943, pero una lesión le aparto del fútbol, seguro que también hubiera sido un gran portero